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María P. Vila: “Demanda Pública es un documento democrático, creado en y por la calle”

Un poco de contexto…

El 18 de octubre del 2019 comenzó en Santiago de Chile una fuerte ola de protestas. Una revuelta popular que prontamente se extendió a lo largo de todo el país. El motivo de las manifestaciones fue en un inicio el alza del pasaje del Metro de Santiago. Sabemos, sin embargo, que esta fue solo la chispa que encendió el cúmulo de injusticias acalladas y obviadas por más de 30 años de “democracia”. Sin ir más lejos, durante los años 2006 y 2011 ocurrieron sucesos similares que anticiparon la crisis desatada hace ya casi dos años. El estallido social demostró que la democracia en la medida de lo posible, llegaba a su fin. En abril del 2020 se votó el plebiscito nacional, en el que se llamó a aprobar o rechazar la creación de una nueva carta magna; luego, en mayo de este año, como consecuencia de la aprobación, se realizaron las elecciones para determinar los escaños de los 155 convencionales constituyentes. 

Demanda Pública: la calle, el documento y la memoria

Sin embargo, todo lo relatado en el párrafo anterior es un breve resumen de lo ocurrido en términos oficiales y sin duda refleja poco de lo que ha acontecido en las calles. El espacio público se convirtió en el único escenario en que las demandas de la población podían ser vociferadas. Bajo ese panorama de manifestaciones y batallas —y en absoluta complicidad con ellas— la artista chilena María Luisa Portuondo Villa salió a la calle un 25 de octubre y no la dejó hasta el 14 de febrero. Durante cinco meses realizó una serie de instalaciones en los puntos neurálgicos de las protestas con el fin de invitar a los manifestantes a escribir las demandas que motivaban su movilización. Así, recopiló más de 1800 demandas ciudadanas que se transformaron en un libro llamado, al igual que las instalaciones: Demanda Pública. Un documento colectivo e histórico, en palabras de la artista “escrito por todas y todos quienes tuvimos la valentía de tomar territorio cuando en Chile hacerlo significaba arriesgar los ojos”. 

La recopilación se transformó en un libro físico, publicado por Naranja Publicaciones, cuyo fin era enviarlo al Palacio de La Moneda, la casa central de gobierno. Lo anterior, como un gesto de diálogo que las autoridades tanto intentaron promocionar. El libro fue entregado finalmente el 15 de septiembre del 2020 con una carta “preciosa y muy sentida explicándole al presidente de qué se trataba este material que habíamos ordenado, compilado y escrito a puño y letra por la ciudadanía”, según relata María Luisa. Sin embargo, la epístola nunca fue contestada. A pesar de la nula respuesta del ejecutivo, el libro ha sido expuesto en instancias nacionales e internacionales, como en el Museo de la Memoria, e incluso fue adquirido recientemente por la biblioteca del MoMA para su colección de libros de artista. Hoy Demanda Pública es uno de los más de 3000 ejemplares que guarda la institución. 

Previo al libro físico, Demanda Pública salió a la luz en formato digital gracias al apoyo del Goethe-Institut. A él se puede acceder gratuitamente desde la página web de Naranja Publicaciones (aquí). Dentro del libro se encuentra gran parte de la historia que motivó su creación, un breve prólogo que marca el contexto sociopolítico de Chile de los últimos años y, por supuesto, las demandas escritas a puño y letra por todas, todes y todos quienes participaron de este documento colectivo. Demanda Pública es una lectura obligatoria para los futuros actores políticos e imprescindible para acceder a la historia, ya no desde las élites, sino desde la calle. A continuación, María Luisa Portuondo nos cuenta en sus propias palabras todo el proceso de creación y trabajo de Demanda Pública y las proyecciones que esta experiencia le motivó.

Zánganos: El proyecto Demanda Pública siempre contempló la creación de un libro como resultado de la recopilación de todas estas demandas ¿Por qué elegiste ese formato? 

María: Mi trabajo hace ya muchísimos años ha tenido que ver con vincular a las audiencias. Ese es el tema central de mi investigación. En mi experiencia, con los experimentos que he hecho, es que la audiencia o la comunidad, como prefiero llamarla, necesita saber en qué va a terminar aquello en lo que participa. La idea es que eso no quede en el escritorio de alguien, sino que movilice algo. 

Anterior a Demanda Pública hice un proyecto llamado Secreto. En él se recogían secretos anónimos en 18 países del mundo, proyecto que también terminaba en un libro. Cuando llegué a Chile me contacté con Naranja Publicaciones, con quienes tuvimos muy buena relación desde el inicio. Ellos se interesaron por el proyecto Secreto y comenzamos a trabajar en eso —de hecho es un libro que va a salir este año—. Así, cuando comencé Demanda Pública ya existía la idea del libro y la relación con Naranja Publicaciones. En ese sentido, me pareció necesario compilar las demandas en un libro. 

El libro se me presentaba como un buen formato para organizar, compilar material y luego despacharlo en La Moneda, que finalmente era el “cierre” de la obra y la razón del proyecto también. 

Entrega del libro el 15 de septiembre del 2020. © Naranja Publicaciones.

¿Y ese fue el cierre de la Obra? 

No. Me di cuenta que Demanda Pública, si bien respondía a un problema local, podía ser exhibido, podía operar y disponer su estrategia en todos los países del mundo, básicamente. En Latinoamérica, con todo el proceso social que está ocurriendo, Demanda Pública sería muy elocuente. Pienso en la situación de Colombia, por ejemplo. Me di cuenta que el proyecto es mucho más amplio y hoy mi intención es poder hacer viajar este operar, primeramente por Latinoamérica. Me gustaría hacer una Demanda Pública Latinoamericana para despachar en la ONU. 

Paralelo a esto, estoy pensando hacer un proyecto que nace desde Demanda Pública llamado Constitución Pública y que operará bajo la misma lógica. La idea es dejar un registro de nuestra constitución off, un documento que registre lo que las personas comunes y corrientes queremos. Ahora bien, que vaya a los constituyentes es una cuestión anecdótica. Espero que esta instalación pueda llevarse a cabo en el GAM y que la gente participe haciendo propuestas, es decir, cambiar el verbo de demandar a proponer en base a doce ítems que deberían estar integrados en la Constitución. Luego, con todo ese material junto a Naranja Publicaciones, editar un diario de la Constitución Pública. Después se podrá hacer un análisis comparativo de la que nosotros proponemos y la que tendremos. Constitución Pública sería una carta magna no oficial, hecha en la calle.

Pensando en que Demanda Pública se gestó en la calle, en el punto neurálgico de las manifestaciones en Santiago ¿Qué desafíos te llevó montar esta obra? 

Diría que hubo desafíos emocionales y físicos. En algún momento me sentí súper vulnerable. En un principio iba con amigas y amigos, después la gente se empezó a cansar. Empecé a ir sola y me ponía en medio de la Plaza de la Dignidad, en Parque Bustamante o en el puente Racamalac. A veces me cuestionaba lo que estaba haciendo, pero había una responsabilidad cívica de por medio. Cuando hay un museo es distinto, porque está la institución amparando el proyecto. Demanda Publica se inició con 20 cuadernos de colegio bajo el brazo, fue algo súper precario o austero, por decirlo de una manera más linda.

Por otro lado, las complicaciones físicas tenían que ver con el riesgo de exponerse en esos lugares. A veces el escenario se tornaba un ambiente de guerrilla. Aunque, esto también trajo cosas bellas, de pronto se respiraba una hermandad en el territorio. Demanda Pública es el resultado de esa hermandad. Cuando la gente me reconocía, me ayudaba a desmantelar y cuidar de los cuadernos. 

¿Demanda Pública fue recientemente adquirida por el MoMA ¿Qué importancia tiene para ti este gesto? 

Cuando los chicos de Naranja Publicaciones me contaron que el MoMA quería comprar mi libro me alegré muchísimo. Es bueno aclarar que el proyecto lo adquirió MoMA Library, que es el departamento de los libros de artista. Ellos tienen alrededor de 3000 libros, lo que obvio que es un honor. Sin embargo, más allá de ese reconocimiento personal, creo que es un gesto importante para las y los chilenos. Demanda Pública levanta una memoria colectiva y deja registro de esa memoria para que no se le olvide a nadie que fue la gente la que demandó y no dio tregua durante más de siete meses. Las personas arriesgaron sus ojos, su vida. Fue gracias a la revuelta y a la persistencia de las manifestaciones que hoy se escribirá una nueva Constitución. A la luz de eso esta obra es un documento de importancia a nivel histórico. Que lo acuñe el MoMA, lo guarde y lo dé a conocer internacionalmente es precioso y un reconocimiento importante. 

A diferencia de la valoración que le da el MoMA, La Moneda, no le dió ningún valor. Quienes manejan hoy el país, quienes dicen incentivar el diálogo y estar abiertos a escuchar a la gente, mienten. Eso es una falacia. Nosotros llevamos Demanda Pública a la casa de gobierno bajo el conducto regular, adjuntamos una carta preciosa y muy sentida explicándole al presidente de qué se trataba este material que habíamos ordenado, compilado y escrito a puño y letra por la ciudadanía: 1809 demandas. Se entregó un documento serio y responsable, pero no hubo ninguna respuesta. Tuve que mandar una nueva carta para que finalmente me respondiera Carlos Cruz Cocke, básicamente parafraseando la que yo le había mandado al presidente. Eso es una vergüenza. Este gesto habla mucho de nuestra idiosincrasia. La gente que dirige el país está en deuda y va a tener que ponerse las pilas, sobre todo ahora que sabemos como población que tenemos la fuerza. 

¿Piensas que si hubieras hecho Demanda Pública en otras regiones habrían salido demandas distintas?

Si, totalmente. Yo ahí estoy en deuda. Demanda Pública es un proyecto que surgió sin previo aviso, no hubo tiempo de producción de obra. Con Constitución Pública sería distinto. Ahora se podría ir, pero siempre es tan difícil juntar los fondos para visitar las regiones, más en época de pandemia. Sin embargo, de todas maneras creo que es necesario. 

En síntesis, ¿cuál es el aspecto más importante y valioso para ti de Demanda Pública

Rescatar la memoria histórica y colectiva de los inicios de la revolución. Suena grande, pero eso fue: una revolución. Demanda Pública es un documento democrático, creado en y por la calle; es de todas y todos quienes participaron, en ningún caso un libro mío.

Tomos físicos de Demanda Pública. © Naranja Publicaciones.

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