Acerca del documental El Negro, dirigido por Sergio Castro San Martín
Mi colegio quedaba cerca del parque Brasil, en la comuna de La Granja. Nunca fui a ese parque porque a mi mamá le parecía que el barrio era feo. Las imágenes que guardo de aquella época son difusas y todas están vinculadas a episodios de violencia. Una vez agarré a combos a un niño porque me pegó un pelotazo en la cara, él se puso a llorar porque no había sido su intención. Tengo la imagen de su rostro llorón en mi memoria. También tengo la imagen del helicóptero, lo vimos descender sobre el parque en la mitad del recreo. En mi mundo de niño de barrio pobre no existían los helicópteros, nunca había visto uno.
No recuerdo el ruido de las patrullas, pero sí la inquietud en el ambiente, esa sensación urgente de la historia que se está desarrollando en tus narices. Pocas veces he vuelto a sentir lo mismo. Nos fueron a buscar más temprano y mi hermano mayor, que iba unos cursos más arriba, dijo: se escaparon de la cárcel en helicóptero. A la salida pude ver que el parque estaba lleno de gente, mientras el furgón escolar lo rodeaba para llevarnos a la casa. En la radio sonaban las noticias. Escuché por primera vez el nombre del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, rodeado de un halo de fantasía y heroísmo. Imaginé a unos superhéroes, como los que veía en los dibujos animados de la televisión, colgando del helicóptero para volver a repartir justicia en las calles de los barrios marginales de una ciudad llamada Santiago, que es tantas ciudades a la vez.
El documental El Negro, de Sergio Castro San Martín, plantea una búsqueda de la Memoria colectiva de nuestro país y pone en tensión la construcción que los medios de comunicación realizaron durante los años noventa acerca de Ricardo Palma Salamanca. Esta tensión se grafica en los pliegues argumentativos planteados a través de voces que discuten sobre la responsabilidad histórica del Negro. El argumento presentado por el director duda permanentemente, confronta las visiones, expone y muestra la diversidad de miradas presentes en el círculo íntimo de Ricardo, humaniza y pone sobre la mesa las contradicciones de una etapa controversial y poco revisada de nuestra historia. Es que los primeros años de la transición siguen cubiertos por un manto de silencio, secreto e impunidad.
De esta forma, una de las líneas del documental cuestiona la historia oficial acerca de la imagen de Ricardo Palma Salamanca, explica los motivos que lo llevaron a involucrarse en la resistencia armada a la dictadura cívico militar, las razones que lo pusieron en la primera línea del FPMR y la relevancia que el ajusticiamiento de personajes que sustentaron las políticas del horror de Pinochet tuvieron en el contexto del retorno a la democracia y la transición. En otra línea pone en escena la representación de una tragedia familiar y las diferentes miradas de los actores involucrados en ella, porque el Negro también fue una víctima de la época, tuvo que hacerse cargo de la parte más oscura del poder y sí, era un niño de veintidós años que puso sobre sus hombros el deber histórico de resistir.
Después de todo esto ¿qué nos queda? La madre del Negro mirando con nostalgia las poleras que hace demasiado tiempo dejó su hijo, una carta que tardó décadas en llegar desde la clandestinidad, la solidaridad del pueblo francés que ha reconocido en el Negro a un héroe de la resistencia, tal como los que operaron desde las sombras arriesgando sus vidas por la libertad y la república, en la resistencia al régimen de Vichy, al mando del Philippe Pétain, colaborador y aliado de los nazis.
Después de todo, me quedo con la imagen de Ricardo, ya de cincuenta y tantos mirando a la cámara en silencio. Una mirada que persiste, nos interpela como sociedad y nos recuerda que cuando la injusticia se convierte en ley, la rebeldía se hace obligación.
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Ficha técnica:
Dirección: Sergio Castro San Martín
Estreno: 26 de agosto de 2020 (por streaming)
Duración: 83 minutos
Rodaje: Santiago (Chile) y Francia
Casa productora: Storyboard Media
Producción ejecutiva: Carlos Núñez y Gabriela Sandoval
Dirección de fotografía: Eduardo Bunster
Montaje: Sergio Castro San Martín
