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El doble retorno: Editorial Nascimento y Carlos Droguett

A finales del 2019 —11 de diciembre para ser exacta— retornó a la escena nacional del libro la histórica Editorial Nascimento. El retorno de esta tuvo lugar en Librería Altamira y mediante el lanzamiento de la segunda edición de Sesenta muertos en la escalera, primera novela de Carlos Droguett. Así, el fin de año trajo a la escena editorial chilena dos acontecimientos muy importantes: primero, el retorno de Nascimento como casa editorial y, segundo, la republicación de uno de los autores más destacados de la generación de 1938 y de Chile.

Nascimento y su carácter fundacional

En la historia de la edición chilena, Nascimento es un hito de gran importancia. Para muchos tiene un carácter fundacional del libro en nuestro país. Se gestó como editorial en el año 1917 por Carlos George-Nascimento y funcionó cerca de 70 años en los que se publicaron obras de algunos de los autores chilenos más destacados. Esto fue una cuestión de extrema relevancia en una industria que hasta entonces había sido dominada por la producción extranjera.

En 1966, momento en que su fundador murió, la editorial ya había publicado a 35 de los 37 Premios Nacionales de Literatura en Chile, entre ellos, a nuestros dos Nobel de Literatura: Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Posterior a esto, la editorial siguió funcionando a cargo de su hijo Carlos. Sin embargo, en 1986, tras haber funcionado más de 100 años, la editorial cerró sus puertas, con lo que terminó la etapa más importante en la historia de la literatura hispana del siglo XX. En este sentido, no es posible pensar el libro en Chile sin la labor editorial de Nascimento.

Primera edición de la 60 muertos en la escalera. Memoria Chilena

Entre editor y autor

Más de 30 años pasaron para que Nascimento volviera a la escena local. Lo hizo finalmente en diciembre del año pasado con la primera novela de Carlos Droguett: Sesenta muertos en la escalera. Esta obra fue publicada por primera vez en 1953 luego de que el autor ganara el concurso literario de la misma casa editorial. Este hecho marca el inicio de la relación entre Carlos George-Nascimento y Carlos Droguett.

El vínculo, como muchos otros entre editor y autor, no estuvo exento de contratiempos. En un principio George-Nascimento, quien además fue parte del jurado en el concurso de su editorial, quedó impresionado con la mirada y el estilo de Droguett. Tiempo después de la publicación de Sesenta muertos en la escalera el editor declaraba en la revista Vistazo: “tal vez alguna vez le haga otro libro”. Con esta frase el editor dejaba en claro que la poética y estilo narrativo del autor eran de su agrado, mas ese “tal vez” daba a entender un reparo. Lo que el editor manifestaba era su descontento con la porfía de Droguett, quien revisaba las pruebas de imprenta una y otra vez. Las correcciones del autor obligaban a tener que componer toda la página nuevamente lo que se convertiría en un proceso interminable y agotador.

Finalmente, la novela fue publicada a finales de septiembre del 1953. Aunque, la idea original de la dupla literaria era que se publicara el 5 de septiembre, día en el que se conmemoraba la Matanza del Seguro Obrero ¿Por qué esta fecha? Pues precisamente porque es esta masacre ocurrida en 1938 la que inspira Sesenta Muertos en la escalera.

Sesenta muertos en la escalera y lo que retorna

En 1940, dos años después de la Matanza del Seguro Obrero, Droguett escribió una crónica para el diario La Hora en la que relata este suceso terrible de la historia de Chile. Este texto, que posteriormente lo publicó la editorial Ercilla, es la antesala de lo que será posteriormente Sesenta Muertos en la escalera. Ya en el prólogo de esta crónica podemos encontrar pistas de lo que será su poética. En ella el escritor manifiesta:

“Se ha perdido tanta sangre ya en nuestra pequeña e intensa historia. Ninguno quiso nunca recogerla, todos la dejaron que corriera sola. Nadie tuvo voluntad, no, no tuvieron cabeza para recoger la sangre corrida en cada siglo, en cada tiempo, en cada presidencia, en cada política. Cada vez, cada ocasión, cada acontecimiento, existió la mano. Mala para verter la sangre, pero nunca tuvo existencia la mano terrible para recoger, para contar la sangre” (10)

Esta cita parece sostenerse en acontecimientos actuales, o peor, parece que nada ha cambiado desde entonces; no obstante, han pasado casi 80 años desde que Droguett escribió estas palabras. Los ecos con la realidad actual quizás tengan que ver con la temática social que aborda toda la obra narrativa del autor, en la que la gente común, la injusticia social, la vida y la muerte son protagonistas.

Fotografía de la Matanza del Seguro Obrero, rescatada del sitio Memoria Chilena

Fotografía de la Matanza del Seguro Obrero, rescatada del sitio Memoria Chilena

Carlos Droguett pertenece a la generación del 38, movimiento literario que intentaba retratar la decadencia social de esa época. Temáticas como el conventillo, la vida deplorable que se vivía en las minas y en la ciudad y las matanzas a obreros y estudiantes eran recurrentes en esta generación de artistas. En dicho contexto, el autor asume un compromiso social contando la historia no contada. Esto es, entonces, contar la sangre, las muertes de los que han sido olvidados u omitidos por la historia oficial.

Esta poética de la muerte es la que atraviesa toda la obra de Droguett y que se manifiesta en una narrativa fuera de la norma. En Sesenta Muertos en la escalera se puede ver esto en la multiplicidad de perspectivas y voces que hacen de la lectura algo movedizo y, a ratos, confuso. No obstante, de ahí viene su riqueza literaria. El escritor nos cuenta la realidad, pero no desde una estética realista, sino desde el fluir más íntimo de las conciencias de cada personaje. Droguett reconstruye la historia de los estudiantes asesinados en el Seguro Obrero ese 5 de Septiembre de 1938 desde la intimidad, la coralidad y el diario vivir. El resultado es una obra melancólica, a ratos desoladora, una novela como la vida.

Esta labor y forma de hacer memoria, de volver a los hechos y, principalmente, el retorno a la muerte cruza toda la obra narrativa del autor. La importancia de Sesenta Muertos en la escalera no solo se reduce a ser la primera novela del escritor, también es relevante en la ruptura narrativa dentro del panorama literario chileno de la época. Sin embargo, lo más valioso hoy de esta novela es su vigencia. Los ecos del pasado rebotan una y otra vez en el presente y viceversa. Parece que el tiempo se ha detenido, o no existe o bien algunas cosas como la injusticia, la vida desatenta y el dolor han permanecido. Leer a ese autor del 38 y sentirlo actual es una experiencia abrumadora, pero realmente necesaria en este Chile que hoy sangra y del que seguro se contarán historias (y sangre derramada).

El retorno de la Editorial Nascimento con esta reedición de Sesenta Muertos en la escalera es sin duda un acierto no sólo en relación a nuestro contexto social, histórico y político, sino también en cuanto a la calidad narrativa de esta obra, a su tacto. El año 2019 la escena literaria terminó con este doble retorno, hito importante que, al menos a mí me genera gran expectación. Hoy, Editorial Nascimento tiene un gran desafío y es que sus próximas publicaciones estén a la altura del legado de la editorial que en pleno siglo XX vio nacer el libro en Chile. Al menos en principio esto se ha logrado.

Referencias:

Droguett, Carlos.Sesenta Muertos en la Escalera. Santiago de Chile: Editorial Nascimento, 2019.
Droguett, Carlos. “Explicación de esta sangre”. Los asesinados del seguro obrero. Santiago de Chile: Ercilla, 1940.

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