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Entrevista a Nicolás Meneses: «El Chile neoliberal se funda en esa inequidad que significa la ganancia por despojo»

NICOLÁS MENESES (Buin, 1992) es un escritor chileno. Ha publicado el libro de poesía Camarote (Ediciones Balmaceda Arte Joven, 2015), el libro de relatos Reencarnación (Jámpster ebooks, 2018), las novelas Panaderos (Hueders, 2018) y Throguel Online (Emecé, 2020), y la crónica Restos de harina (Pez Espiral, 2020). Obtuvo el Premio Roberto Bolaño en cuento (2017) y escribe sobre poesía para diversas revistas digitales.

Conversamos con Nicolás sobre su último poemario Manejo integral de residuos, publicado por Ediciones Overol a fines del año pasado. Este libro revive el trabajo de los recolectores de basura, el contexto, espacio y objetos que les rodean, además de la trayectoria de estos residuos. Entre las imágenes que el libro construye, una de las más potentes es la precarización del trabajo, que aunque se enfoca en los trabajadores de este rubro en particular, bien puede aplicarse a muchos otros que presentan este tipo de condiciones bajo el sistema neoliberal chileno.

Manejo integral de residuos también nos habla de una realidad que con el estallido social chileno salió la a luz: la falta de políticas en torno al  reciclaje y la reutilización de materiales. Esto se vincula a la precarización del trabajo, debido a que se pasa por inadvertido las demandas que estos trabajadores han presentado por años. Como Nicolás nos dice, “El estallido coincidió, amargamente, con otra paralización del gremio de recolectores. Muchos dicen que eso visibilizó sus demandas, que por fin se sabía las condiciones de casi esclavitud en las que trabajaban”. Sin embargo, aún hay no se ha logrado algo en concreto para resignificar su labor y que, por ejemplo, en vez de relegarlos a la únicamente labor de carga, se les pueda capacitar de manera que tengan un rol activo en los procesos de reciclaje y de reutilización.

Hablamos con el escritor chileno sobre su perspectiva frente a estos temas pero también sobre cómo fue el proceso de escritura de este libro. Cada una de las preguntas que construimos está asociada a fragmentos de sus poemas, así el o la lectora puede también tener un contexto de las imágenes que este libro recicla.

 

1. Un lavatorio con agua esperando en la garita 
una toalla húmeda tendida en la hediondez:
toda la ciudad pasa por nuestras manos (p.43)

En la contraportada de tu libro dice que este se gestó como una “exploración de carácter documental” en torno al trabajo de recolección de basura. ¿Cómo fue exactamente este proceso de escritura/documental y en qué se diferencia al proceso que llevaron otros libros?

En el fondo, fue emparentar el proceso de escritura a uno casi de registro, observación. No obstante, no fue un trabajo de perseguir a los recolectores ni invadir su espacio laboral ni íntimo. Lo que hice fue básicamente observarlos atentamente durante esos momentos en que me los topaba en la calle. He vivido en muchas casas en tres regiones distintas y siempre están presentes. Asimismo, intenté llevar un registro de habla, no de ellos en específico, si no del trabajador chileno en general, pues comparten los códigos. Escuchando, observando y recurriendo a la memoria es que logré dar con la mayoría de los textos. Otra cosa interesante es que la mayoría los fui escribiendo en el celular, como poemas al paso. Al final solo me senté a editar y montar.

Creo que se diferencia de mis otros libros porque acá no me tomé tantas libertades como en Camarote o Panaderos, donde la ficción y la deformación de la experiencia juegan un rol fundamental. Pero dentro de todos hay mucha trampa, por decirlo de algún modo.

2. Se rompe una bolsa mejor 
dicho la rompe un perro en el 
pasaje los desperdicios por el suelo 
que supuestamente son basura ahora 
masticados o tragados de cuajo por unos 
quiltros que poco les importa la limpieza de 
la calle porque son como unos zombis que solo
piensan en comer los restos de animales o comida (p.35)

Hay cierto ritmo en tus poemas que a veces corta o une ciertos significados, ¿cómo trabajas ese ritmo y cómo dirías se relaciona a los movimientos en torno a la recolección de basura? 

Tanto el habla como la experiencia laboral tienen su propio ritmo. Lo mismo pasa con las imágenes. Si lo pensamos desde esa perspectiva documental, el ritmo de la imagen es fundamental para que esta fluya en la lectura. Por eso la mayoría de los textos tienen un ritmo achatado, golpeado, porque también hay cierta brusquedad en este imaginario. Además, la recolección en su polisemia también implica la recolección de escenas. Uno recuerda ciertos objetos y su disposición frente al paisaje. También ese ritmo tiene que ver con renunciar a contar una historia. Manejo integral de residuos no podía ser una novela o un cuento. Todos hemos visto a los recolectores y tenemos un relato distinto de ellos. La elipsis aprovecha eso.

3. Hacemos la limpieza
a la velocidad del hombre
en un mundo que va
a la velocidad del consumo.
Ningún fabricante chino nos aguantaría
cien unidades de trabajo. Cansado
me recuesto en una banca de la plaza.
Al rato siento hormigas
recorrer la planta de los pies.
De un salto retomo el camino
Un cigarro prendido cae de la ventana
de una camioneta y como acto reflejo
lo apago con la punta de mi zapatilla (p.10)

En medio de una crisis medioambiental como en la que nos encontramos ahora, tu texto resuena mucho con distintas campañas en torno a nuestros residuos. ¿Cuál es tu posición respecto a esto en términos del tratamiento de residuos y las distintas luchas ecológicas? 

Hubo un lector muy atento al libro, que, apenas salió la portada, lo celebró. Luego le explicó a la editorial que trabajaba en la Dirección de Aseo y Ornato de una municipalidad del sur. Para él, a esta altura, es inconcebible que se exponga a personas a labores tan demandantes física y emocionalmente. Y empiezo con el tema de los trabajadores porque es tan importante como el del tratamiento de residuos. Con la tecnología y recursos que tienen los países actualmente se podría reciclar más del 90% de los residuos, fácilmente. Y a esos mismos trabajadores que solo cumplen una labor de carga, capacitarlos para cumplir ese trabajo y educar a la población en reducción del consumo y reciclaje. Ciertamente es un problema que engendró el Chile de las mafias de la basura, la cultura de la licitación y el lucro privado. Si sigue siendo un negocio para las empresas de retiro de desperdicios ganar una licitación trucha explotando a trabajadores y llenando de basura los cerros sin ninguna discriminación, es porque el sistema está mal de raíz. No sé si aún en La Pintana existirá el camión de recolección de desechos orgánicos, que funcionaba con una central de compostaje y reciclaje. El municipio, sin licitar a empresa, administraba la recolección de desechos orgánicos y se ahorraban un montón de plata, además de reciclar y entregar un espacio provechoso y eficiente en el uso de recursos para la comunidad.

4. Con la protección de cuello 
tipo legionario 
se persigna frente a la animita 
llena de calas plásticas (p.20)

Siguiendo la línea de las luchas ecológicas y los residuos, ¿cómo crees que este tema a ha estado presente o ausente desde el estallido social en Chile?

El estallido coincidió, amargamente, con otra paralización del gremio de recolectores. Muchos dicen que eso visibilizó sus demandas, que por fin se sabía las condiciones de casi esclavitud en las que trabajaban. Pero durante los últimos diez años ha habido varias paralizaciones por parte de los recolectores exigiendo prácticamente lo mismo. Varios alcaldes fueron procesados por favorecer a empresas en las licitaciones del servicio y ninguno pagó con cárcel. E insisto con el tema porque si no somos capaces de resolver y garantizar los derechos básicos de un trabajador y otorgarle dignidad a él y su labor, difícilmente podamos enfrentar una crisis tan grave como la ecológica. Por lo tanto, el estallido debe tener como uno de sus ejes repensar la manera en que vemos este trabajo, sus implicancias y cómo reformarlo para que se haga cargo de la crisis.

5. Rabia contra el asiento de espuma plástica
más dura que la empresa para pagar. 
Fijo entre ceja y pestaña 
un lote de ruinas me balbucea 
«ándate luego, corre que te pillo». 
Pero basta mirar la quebrada 
acuñarse un par de recuerdos bonitos 
seguir pedaleando hacia la pega 
con la mochila a la espalda 
como si acarreara a un hijo (p.37)

¿Cómo dialoga esto con la precarización y despersonalización que se da a las personas que se dedican a este rubro?

Dialoga a partir de ciertos mecanismos mentales que utilizan los trabajadores para sobrellevar esa violencia. Las pésimas condiciones laborales no son una novedad para él. El Chile neoliberal se funda en esa inequidad que significa la ganancia por despojo. Pero es raro que el trabajador cuestione eso. “Hay que trabajar igual”, se dice. La desesperanza reina. En ese panorama, la familia, los compañeros de trabajo, el humor, son lo que lo impulsa. Cuando se cuestiona ese orden, se visibiliza la injusticia, aparece la rabia. Pero he ahí otro acierto del capitalismo, ¿a quién reclamo? La despersonalización es brutal en ese sentido, porque uno no ve al dueño, solo a los que administran el rancho, los capataces. Y a ellos no se les puede reclamar, son “mandados”.

6.Un niño amarra un hilo 
a los ojales de una bolsa 
la deja en el suelo 
camina unos metros aflojando el tirante 
y comienza una carrera por el pasaje 
el logo de supermercado 
inflado por el aire (p.52)

¿Qué proyectos tienes para el medio y largo plazo?

Estoy reuniendo algunas crónicas que he escrito durante los últimos años sobre el pan, mi paso por el liceo, mi gusto por el deporte, mi relación con el trabajo y algunos traumas que tengo.

 

Entrevista dirigida por Pilar Villanueva M. y Valentina Paillaleve

 

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