Hay ausencias que llenan cada lugar
y por eso acá estamos, para cantar.
Resuenan en Santiago un día 8 de marzo de 2020 estas palabras en boca de un grupo de alrededor de 30 mujeres murguistas que con la cara pintada marchan por la Alameda. Están ahí para cantar por las mujeres que no pueden hacerlo. Hoy queremos contar la historia detrás de la canción que se convirtió en el himno feminista de las mujeres que hacen murga.
Por todas las mujeres que no podrán
y que por ser mujeres, hoy ya no están.
No es traición ni rencor, es la verdad.
La autora de las palabras es Soledad Castro Lazaroff, escritora, poeta, cineasta, periodista, docente y murguista uruguaya. Como letrista de la murga Falta y Resto, Soledad parió la canción que se convertiría en un himno feminista para murgas de mujeres en Uruguay, Argentina y en Chile, donde el género de la murga uruguaya se desarrolla con cada vez más fuerza desde hace 15 años. Soledad nos cuenta que, “En realidad esa canción es parte de un espectáculo de la murga Falta y Resto y la hicimos junto a dos compañeras que son músicas. Agarré una melodía de otra canción, que tenía mucha letra y agarré la forma métrica de esa canción y la escribí así, a partir de esa canción. Y después se la mandé a ellas y fue una canción que salió muy rápido de mi también.” La canción se titula “Ni un paso atrás” y es parte del espectáculo “Misa Murguera” que la Falta salió a defender en el carnaval de 2018, plantando en el escenario un mensaje feminista. Con respecto a esto, Sole explica que “Las murgas funcionan como el inconsciente colectivo en el Uruguay y en Montevideo en particular, entonces hay algunas cosas que están escondidas, están abajo de la alfombra y a veces una murga las escenifica, escenifica el inconsciente colectivo, la idiosincrasia, el momento político.”
Muchos hablan de amor, de igualdad también
Y hacen lindos discursos que suenan bien
Pero lo cierto es cierto,
y en Uruguay seguimos siendo adorno y propiedad
Tanto el show como la canción no pasaron desapercibidos en Uruguay, donde nunca una murga de mujeres ha llegado al carnaval y donde las voces masculinas predominan. “Era la primera vez que las mujeres subían a una murga de varones, vestidas de mujeres y haciendo de mujeres. Y a una murga de varones tradicionales, en la Falta que era una murga como asociada a los varones… y subían ellas muy vestidas de mujer, con polleras, o sea, era como una apuesta muy a que ellas escenificaran ser mujeres y en un momento los varones se retiraban y cantaban sólo las mujeres.” Fue ese momento el que rompió algo en la tradición de carnaval montevideano, las mujeres interpretaron “Ni un paso atrás” solas en el escenario, causando molestia y polémica interna, que terminarían con la salida de la murga del circuito del carnaval oficial. “El problema ahí no es que la Falta y Resto hizo un discurso feminista. El problema fue la práctica feminista. Y yo creo que por un lado es una mala noticia y por otro lado es una buena noticia. Y la Falta salió y se armó otro carnaval. O sea, ahora hay un proceso que ya no es de la Falta y Resto, que es de un montón de murgas que ya están tomando el camino de abandonar ese carnaval y hacer otro nuevo, y eso es el mayor triunfo del espectáculo. Porque evidencia que el feminismo y el capitalismo, compañera, no se pueden dar la mano.”
Y nos matan cada vez más
Rabia porque Lorena quería vivir
Y a Karen su hijito la vio morir
Nelly, Valeria, Carmen y cuantas más
¿Alison Iribarne dónde está?
Crimen, muerte y dolor
Nada de amor
Circulando por la ciudad, las mujeres se fueron apropiando de la letra. “Es una canción que les está diciendo “está todo mal”, o sea, está todo mal con la violencia, con que nos desaparezcan las pibas, acá mueren muchas mujeres y sufren muchos las mujeres, me parece que la murga en ese momento escenificó la ausencia de las mujeres en todas las demás,” apunta Soledad .
Una pregunta nos queremos hacer
Tal vez Momo no viene porque es mujer
En su cuerpo cansado de apechugar
Ya no tiene más fuerza para bailar
Y no logra olvidar ni en carnaval
La murga ha sido siempre un arma de denuncia y de crítica social, y la violencia contra las mujeres se convirtió en la lucha murguera ese año y desde ahí en adelante en Uruguay y también en Chile. Aunque hay más equidad en el pequeño ambiente murguero chileno, donde las murgas de mujeres son equiparables completamente a las masculinas, han existido críticas desde el “estallido social” acerca de la validez del arte en las protestas y su efectividad como herramienta de lucha. Sobre esto, Soledad nos dice: “Yo pienso que ahí las feministas venimos a decir algo que es ‘nosotras hacemos la política como nos gusta a nosotras, nos gusta bailando, nos gusta cantando.’ Y nosotras hacemos política de eso porque el patriarcado no nos da derecho al arte. Me parece que alguien que dice eso no sabe lo que significa para las mujeres salir a cantar a la calle. La calle es el territorio de la libertad. Para las feministas el sentido de la vida puesto en la calle es el sentido de la libertad porque la prisión es el hogar.”
Hay muchas formas de desigualdad
Si las más pobres son las que sufren más
Que sea trabajadora nuestra canción
Contra el capitalismo y la explotación
El abuso social es patriarcal
Sole le da vueltas a la idea del abuso, no sólo hacia las mujeres, sino que desde el carácter extractivista del capitalismo. Lo que ocurrió con su canción al otro lado de la cordillera, donde la tomaron las murgas femeninas chilenas “como barquitos que uno tira al mar”, en sus palabras, no habría sido posible si el show de la Falta y Resto no hubiera sido televisado en la competencia de febrero, donde los derechos sobre el trabajo y la creación artística se pierden para la ganancia de otros. Nos recalca Sole que, “Para mí el abuso del cuerpo del otro es una cuestión corporativa de la masculinidad. De la masculinidad o del signo masculino en términos de apropiarse y violentar para conseguir. Eso, la potencia del que abusa del otro, me parece que ahí está el patriarcado, más allá de la genitalidad de la persona que ejerce el abuso.”
Hoy nos mueve el deseo y la decisión
De que este canto se haga revolución
Porque un país posible tiene que haber
Donde no falte nadie por ser mujer
Hoy faltan muchas mujeres en Latinoamérica. En las últimas semanas, en Chile hemos visto violaciones y femicidios demasiado brutales como para procesarlos. Vuelve a resonar entre las murgueras la idea de hacer algo desde su trinchera, de tomar nuevamente la canción de Sole y ponerle los nombres de Antonia, Ámbar y cuántas más. “Pienso que el arte tiene esa fuerza. Ahora, por otro lado, si solamente nos quedamos en la dimensión artística de la cosa, creo que estamos siendo ingenuas. El feminismo es algo que tiene que ser transversal, tiene que llegar, no sólo al arte, tiene que llegar a la ciencia, a la economía, a la sociedad en sus mil formas, a la salud, a la educación. Entonces, me parece muy generoso y creo que lo que he visto de murga chilena me ha fascinado, en muchos casos, creo que lo hacen a su manera y también hablan de los temas, o sea, hay algo que se despierta y que tiene que ver con una necesidad colectiva de hablar de política cantando.”
Juntas vamos por más
Ni un paso atrás