Me senté a esperar en una cafetería a las afueras del centro de Oaxaca. Era un día húmedo pero caluroso, así que me acomodé en la terraza. El café estaba lleno de jóvenes que disfrutaban de batidos y cervezas, aunque se veían algunas familias saboreando pizza o pastel. Caían algunas gotas, y pronto empezó a llover, obligándonos a todos a buscar refugio bajo el pequeño tejado de la terraza. En ese momento entró la rapera Yadhi (aka YBOZ), corriendo energética bajo la lluvia, con su larga melena negra ya algo húmeda, irrumpiendo en el espacio con una presencia innegable. Nuestras miradas se cruzaron y la reconocí de inmediato, al igual que ella a mí. Con una voz fuerte que no buscaba disimulo ni susurros, me saludó y me dio un cálido abrazo, un abrazo que no deja espacio entre los cuerpos, en el que se siente la amabilidad de la otra persona. Su voz fuerte y su risa fácil hicieron que la conversación fluyera con gran naturalidad.
Yadhii BOZ es una rapera zapoteca que ya lleva tiempo desarrollando su carrera en la escena hip hop oaxaqueña. Originaria de la ciudad de Oaxaca de Juárez, pero su familia proviene del Istmo de Tehuantepec y Cuilapam de Guerrero. Su nombre es una amalgama de lo que es importante para ella; B de boombap, indicando el estilo sobre el cual rapea; O por Oaxaca, visibilizando su territorio y; Z por la reivindicación de sus raíces zapotecas. Para Yadhii, el rap se convirtió en su refugio, en una herramienta para enfrentar y superar distintos tipos de violencia y, sobre todo, en un espacio para alzar su voz, para «expresarme, lo que siento y lo que pienso», tal como me comentó la rapera.
En 2023, luego de lanzar un gran número de singles y participar de muchas shows de rap, Yadhii lanzó su primer EP titulado Vergel, el cual participó en el mapa sonoro de rap en Oaxaca. El título hace referencia a un jardín, un vergel repleto de diversas plantas, flores y árboles frutales. Dentro de este vergel, encontramos canciones como «Mala mujer» y «Hiedra», que representan plantas medicinales y que son parte del paisaje natural oaxaqueño. «Mala mujer», canción que abre el EP, usa la imaginería de esta planta que es conocida por sus grandes hojas ásperas que provocan irritación y urticaria al tocarlas. Yadhii construye una metáfora usando esta planta para acuerpar sus características y describir un periodo difícil de su vida en el que cayó en la adicción a la metanfetamina. «Estaba siendo la peor versión de mí misma, la más despreciable, lo peor de mí. Lo viví, lo sentí, lo hice», menciona la rapera. Así, canciones como «Dopamina falsa» y «Chamana» describen las distintas fases de ese proceso.
La narrativa de Vergel evoluciona a través de las canciones de Yadhii y cada una marca una transformación y un crecimiento personales a medida que supera la adicción, graba música y recupera su fuerza de voluntad y su salud. Por eso el tema final es «Chamana», que, como expresó en nuestras conversaciones, la reconecta con la tradición de curanderos de su familia y su deseo de establecerse dentro de este linaje. Como resultado, Vergel encarna una línea temporal circular, ya que la canción final nos guía de vuelta al origen en términos de estabilidad emocional y redescubrimiento de sus raíces.
El viaje a los orígenes, representado en el EP, también es evidente en el propio proceso de producción. El rol de beatmaker y productor fue asumido por Josh Griffin, quien además es rapero y ha compartido varias canciones con Yadhii, tales como «Caricias». Actualmente, él y Yadhii fusionan su material musical y dan shows en vivo juntos. Griffin opera un estudio móvil y viaja a varias comunidades del interior de Oaxaca y presta sus servicios a raperos con talento que no cuentan necesariamente con los recursos económicos y equipo para producir sus canciones. Yadhii grabó sus canciones en este estudio móvil, a medida que pasabapor lugares como el Istmo, Juchitán, Huatulco y Puerto Escondido. Como consecuencia, Vergel está impregnado de los sonidos de Oaxaca, mientras Yadhii viajaba en este estudio móvil colaborando con otros artistas locales de estas comunidades. El EP está disponible exclusivamente en formato digital y se distribuye gratuitamente en plataformas de streaming (spotify), garantizando la accesibilidad global en contraste con la multimillonaria industria del hip-hop.
Quisimos saber más sobre esta rapera, su nuevo trabajo, sus experiencias en torno a la música y su la escena hip hop en su territorio. Esto fue lo que nos compartió:
PVM: ¿Cómo entraste en el hip hop? ¿Cómo fueron tus inicio y qué hizo que te dedicaras a esto?
YBOZ: Desde pequeña, mi familia influyó mucho en mi educación musical. Mis padres tocaban para una iglesia y ensayaban en casa; mi padre tocaba el requinto y la guitarra, y mi madre cantaba. A los cinco años, me aprendí los coros de la iglesia y cantaba con mi padre, aunque él siempre me decía que me faltaba mucho por mejorar. Esto se convirtió en un reto personal para mí.
Mi hermano también se unió a la música, aprendiendo a tocar varios instrumentos. Aunque apreciaba la música de la iglesia, no me gustaba la repetición constante en las canciones. Crecí en un entorno rural, rodeada de música de banda y duranguense, que tampoco me atraía mucho.
A los nueve años, descubrí un tianguis donde un señor vendía discos. Me fascinaba explorar la música más allá de lo que conocía. Un día, escuché rap por primera vez en ese tianguis. La música de Adwin y Quinto Sol me impresionó porque no se repetía y abordaba temas variados, muy distinto a las de la iglesia. El vendedor me mostró más artistas de rap como Ice Cube, Dr. Dre y Eminem, y me enamoré del género.
A los diez años, vi a mis padres grabar sus canciones en casa, lo que me inspiró a pensar en grabar rap. Aunque mis padres no mostraban mucho interés en mi poesía, seguí escribiendo y soñando con fusionar música y poesía. Sin embargo, no conocía a nadie en el mundo del rap y mi familia tampoco.
Empecé a traducir letras de canciones en inglés en un ciber y a investigar sobre el rap en YouTube. Aprendí sobre los MCs y los orígenes del rap en Jamaica. Cuando nos mudamos a Cinco Señores, descubrí que muchos de mis compañeros de secundaria escuchaban rap. Compartíamos canciones a través de infrarrojo, lo que me ayudó a integrarme y a enamorarme aún más del rap.
Cuando alguien me dijo que en el centro de Oaxaca hacían batallas de rap, me intrigó mucho. En la zona urbana, la competencia social era intensa, pero me permitió conocer más sobre el rap. Me enteré de que en el parque El Llano se reunían para hacer freestyle. Ahí, descubrí los instrumentales de uso libre en internet y comencé a buscar y descargar estos ritmos en cibercafés.
Mi amor por el boom bap nació en esos momentos. Me fascinaba cómo los instrumentos de aire y cuerda se mezclaban con el boom bap. Empecé a escribir poesía sobre estos instrumentales, aunque al principio no sabía cómo estructurar una canción. Poco a poco, entendí que el instrumental te guía en cómo rapear.
En la secundaria, escribía mis primeras letras en máquinas de escribir. Escuchaba los instrumentales y escribía sin mirar, tratando de dar vida a mis palabras con mi voz. Aunque al principio no me gustaba mi voz y me sentía insegura, seguí practicando y mejorando.
Relacionarme con otras personas que compartían mi pasión por el rap me ayudó a superar mis miedos y a encontrar mi estilo. Así, mi viaje en el mundo del rap comenzó, fusionando mi amor por la poesía con la música.
PVM: ¿Qué es el rap para ti? ¿Dirías que cumple algún rol en la sociedad?
YBOZ: Diría que para mí es concientizar a las personas sobre la importancia de la salud mental. Muchas personas desconocen este tema y normalizan sus experiencias sin cuestionarlas. Vivimos en burbujas que nos impiden trascender, y esto afecta a futuras generaciones. ¿Qué estamos inculcando a los demás?
Durante mucho tiempo, viví con la perspectiva de vida de mi madre, repitiendo patrones conductuales que no eran míos. Esto me llevó a no cuestionar mis pensamientos y a aceptar todo como normal. Recuerdo que a los diez años escuché que alguien dijo “tengo ansiedad”. Le pregunté a mi madre qué era eso y ella me contestó, “hija, es que tiene ansiedad de drogarse” y siempre creí que era eso. No entendí realmente qué era hasta los 19 años.
Empecé a leer libros de psicoanálisis para entenderme mejor. Me di cuenta de que muchas personas normalizan la violencia y no reconocen que sus experiencias no son normales. Mi madre, atenas de empezar a deconstruir sus ideales machistas, me decía que debía quedarme con un hombre para siempre. En algún momento le creí, pero cuando empecé a tener pensamientos suicidas, supe que algo no estaba bien.
Necesitaba hablar con más personas y entender diferentes perspectivas. Hoy en día, mi madre me apoys. Mi padre, aunque no lo apoya completamente, lo comprende. A pesar de los prejuicios, sigo adelante, buscando crear conciencia sobre la salud mental a través del rap y otras formas de expresión. Por eso compuse temas como «Game Over», que salió despues de Vergel, pero sigue enfatizando el tema de la salud mental.
PVM: ¿Hay canciones que te den más satisfacción o que sean especialmente importantes para ti?
YBOZ: Las canciones que son súper importantes para mí incluyen “Ansiedad”, que habla de cómo la ansiedad me afecta física y emocionalmente, y “Crónicas de rap”, donde hablo sobre desaprender lo aprendido. También está “My Trip”, que trata sobre la despenalización del consumo de cannabis y que fue parte del Congreso de España en México.
Estas canciones son importantes porque abordan la salud mental. La ansiedad es perder el control sobre tu mente, que no deja de pensar y agota tu cuerpo. En “Ansiedad”, hablo de estos síntomas. Otra canción, “Fases de Luna”, trata sobre cómo los medios de comunicación influyen en nuestros ideales de belleza, creando inseguridades. Desde pequeña, veía en revistas y televisión mujeres con cuerpos perfectos, lo que me hizo odiar mi propio cuerpo, especialmente durante la maternidad.
Cada vez que canto “Fases de Luna”, me siento poderosa. Si no me amo a mí misma, ¿quién lo hará? Nadie. Es mi responsabilidad amarme y aceptar mi cuerpo tal como es. Antes usaba ropa suelta para esconder mi cuerpo, pero ahora me visto como quiero, sin importar lo que digan. Soy madre de tres hijos y mi cuerpo es real, no el ideal que vende la industria.
Otra canción importante es “Hoy por ti”, donde hablo sobre las violencias en mi familia. En mi familia, las violaciones a los niños estaban normalizadas. Descubrí a mi abusador a través de una catarsis, y fue devastador saber que mis hermanas, mi madre y mis tías también habían sido víctimas. Actualmente mi madre se encuentra en una deconstrucción de todo lo aprendido, claro que en algún momento normalizó sus conductas machistas pero hoy sé que no es su culpa, son patrones conductuales que le inculcaron.
En la actualidad hoy se que mi madre no quiso que yo tuviera una vida como la de ella por eso me apoya de manera incondicional, tanto en el rap como con mi familia. Ella es la chamana mayor, madre de esta chamana.
Por eso decidí hacer este teema visible a través de mi música. Muchas personas viven en silencio, y quiero darles voz. Aunque fue difícil grabar la canción sin llorar, lo hice.
Cada una de mis canciones tiene una historia detrás. Estas canciones reflejan mis luchas con la salud mental y la presión social, y son una forma de expresar y sanar mis emociones.
PVM: Ahora, cuéntanos un poco sobre tu nuevo EP. ¿Por qué este nombre y sus canciones? ¿Qué inspira este trabajo?
YBOZ: Cuando yo escucho la palabra jardín me imagino flores preciosas, con bonitos colores pero yo no me sentía así. Me sentía como una hiedra, como la planta mala mujer, venenosa, no como las flores radiantes de un jardín. Me indentificaba como las plantas que nadie quiere de un vergel. A nadie le gusta agarrar la hiedra o la mala mujer. «Dopamina falsa» tenía otro nombre, pero no quise sustituir el nombre por el de una planta porque al final eso es lo que la sustancia hace en mi cuerpo, genera una dopamina falsa espontánea.
La herbolaria, la medicina natural es importate para mí. Vengo creciendo con mis ancestras. Mi madre siempre parió sus hijos con parteras tradicionales, ella nunca fue a un hospital, y cada dolor que tenía lo solucionaba con alguna hierba natural. Para dolores más fuertes iba al río a cortar una planta al río, machacaba la planta, le hechaba alcohol y seguía todo el procedimiento que le enseñó mi abuelita. Ver todo ese proceso de curación propia de mi madre, con remedios herbolarios, se relaciona también con la creación de este disco y con lo que soy, y que fueron mis ancestras.
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